Dear Mr Bully

No siempre es necesario golpear para hacer daño; una palabra, una mirada... un silencio.

El acoso escolar, por desgracia, está casi en todos los centros del mundo. La desinformación, el contexto familiar o la autoestima, entre otros, pueden ser los factores que desencadenen la conducta violenta de un joven. Toda esta situación de acoso puede suponer una experiencia traumática para el menor, pudiendo arrastrar este problema o sus consecuencias durante muchos años, incluso hasta toda una vida si no se trata de la forma adecuada y a tiempo.

Como futuros profesores podemos decir: "vale, quiero evitar el acoso escolar, eso está claro, pero... ¿cómo lo hago?". 

• Información en tutorías.

La primera medida, o por lo menos la que parece más lógica, es tratar el asunto en clase, pero no refiriéndonos al caso en particular, sino proponiendo temas de conversación o de debate sobre el bullying, proyectando películas o documentales... En cuanto a esta última idea, si el caso que se está produciendo en el centro es muy grave, escogería el contenido más duro emocionalmente hablando, para que la clase se pudiera dar cuenta del daño y el sufrimiento que son capaces de crear.

Además, el hecho de que no se mencione el caso real en clase, hará que la víctima se sienta más segura, sabiendo que no tomarán represalias contra él por haberse "chivado".

• Hablar con la víctima del acoso.

Funcione o no la primera pauta, es decir, se mantenga la situación de acoso o se detenga, el menor tiene que darse cuenta de que el profesorado está de su parte y que comprende su caso y cómo se siente.

• Hablar con el/los acosador(es).

Cae por su propio peso que las bully no pueden obviarse, y que se merecen un castigo. Para que se le reprendiera con eficacia y que ese comportamiento no se volviese a repetir, el centro tendría que ponerse en contacto con la familia de dicho menor. Los padres han de cooperar e implicarse para que la actitud de su hijo cambie por completo y para siempre.

Es verdad que detectarlo no suele ser fácil, pero como profesores tenemos que darlo todo: nuestro apoyo, nuestra comprensión y nuestro tiempo. Y es que si no haces nada, eres parte de ello.