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Saturday 27 October 2018

Diarios de la calle

Una clase llena de adolescentes sin fe en la educación; esto es a lo que se tiene que enfrentar la profesora novata Erin Gruwell. 


Hilary Swank da vida a esta profesora en la película Diarios de la calle (Freedom Writers), basada en un hecho real. Este film nos traslada a los Estados Unidos de 1992, concretamente a Long Beach (California); época de disturbios interraciales. La profesora Gruwell ha de hacerse cargo de la clase  203, compuesta de miembros de bandas, por lo que es de esperar que el clima educativo no sea el más idóneo para ningún tipo de aprendizaje. Aunque conocía la situación a la que se enfrentaba, su vocación docente y su implicación hicieron posible que sacara a esos jóvenes adelante, yendo en contra de la propia administración del centro, que no creía en esos alumnos y simplemente esperaba su fracaso. Consciente de que el currículo ordinario no  daría ningún resultado, Mrs Gruwell decide adaptarlo a las necesidades e intereses del aula, siguiendo un programa que logra acercar a todos los alumnos, creando un sistema de convivencia tolerante e integrador e inculcando valores que, sin duda, mejorarán sus vidas. Prueba de ello es que esos jóvenes pandilleros por los que nadie apostaba acabaron graduándose y yendo a la universidad. Sin dejar de lado el temario, esta profesora modelo acerca a los alumnos haciéndoles ver que hay más cosas que los unen que de las que los separan. En concreto hay dos actividades que me parecen dignas de comentar.



  • La primera se llama "el juego de la raya". Consiste en dividir la clase en dos por medio de una raya en el suelo, pidiendo a los alumnos que la pisen si se sienten identificados con lo que la profesora va diciendo. En este momento, los alumnos se dan cuenta de que todos pasan o han pasado por situaciones similares.


  • La segunda, y en la que se basa toda la película, es la elaboración de un diario en el que eran libres de escribir lo que quisieran: pensamientos, anécdotas, canciones... Al final del curso, Mrs Gruwell recopiló todo lo que se escribió en esos diarios y fueron publicados bajo el nombre de El diario de los escritores de la libertad (The Freedom Writers Diary: How a Teacher and 150 Teens Used Writing to Change Themselves and the World Around Them).


Temas como el racismo, la violencia callejera, las bandas o los problemas familiares son parte de la trama, pero sobre todo, esta historia de superación (tanto por parte de la profesora como de los alumnos) nos enseña la importancia de la educación, la cual no solo se basa en el contenido académico (como ya se ha repetido en numerosas ocasiones en este blog), sino también en el desarrollo personal de los alumnos. En el momento en el que te das por vencido con unos alumnos, es que has fracasado como docente. Puedes conseguir o no tus metas, pero no puedes renunciar a dar una educación y las oportunidades que todo niño o adolescente merece.

Erin Gruwell con algunos de sus alumnos.


Sin lugar a dudas, puedo decir que Diarios de la calle es una de las mejores películas que he visto. Erin Gruwell es inspiradora, todo un ejemplo a seguir y alguien a quien espero parecerme, aunque solo sea un poco, como docente. Ella ha dado una vida mejor a esos jóvenes y a mí me gustaría que mis futuros alumnos sintiesen que la clase es parte de ellos, que ir al instituto no es una obligación, sino una oportunidad.

Historias como las de los escritores de la libertad añaden pétalos a la rosa tan hermosa (con algunas espinas a lo largo del tallo) que es la enseñanza. Como esta película se centra en esos diarios que plasman la vida de los adolescentes, se me pasa por la cabeza que todo esto de la enseñanza podría ser un poema, y ojalá que algún día el verso que yo pueda aportar sea: La clave es creer en la educación y en aquellos que tan erróneamente piensan que no pueden aspirar a nada mejor.

Y hablando de poemas y educación, pongo el broche de oro a la entrada con toda una oda a la superación: "Don't Quit" ("No abandones") de Rudyard Kipling (sí, el de El libro de la selva).

Cuando vayan mal las cosas como a veces suelen ir, 
cuando ofrezca tu camino sólo cuestas que subir, 
cuando tengas poco haber pero mucho que pagar, 
y precises sonreír aun teniendo que llorar, 
cuando ya el dolor te agobie y no puedas ya sufrir, 
descansar acaso debes pero nunca desistir.

Tras las sombras de la duda,
ya plateadas ya sombrías, 
puede bien surgir el triunfo,
no el fracaso que temías, 
y no es dable a tu ignorancia figurarse cuan cercano, 
puede estar el bien que anhelas y que juzgas tan lejano, lucha, 
pues por más que en la brega tengas que sufrir.

¡Cuando todo esté peor, más debemos insistir! 
Si en la lucha el destino te derriba, 
si todo en tu camino es cuesta arriba, 
si tu sonrisa es ansia satisfecha, 
si hay faena excesiva y vil cosecha, 
si a tu caudal se contraponen diques, 
Date una tregua, ¡pero no claudiques!
"Porque en esta vida nada es definitivo, 
toma en cuenta que: todo pasa, todo llega y todo vuelve"

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