Hay momentos en la vida en los que no sabemos muy bien qué dirección tomar. Además, cuando ya hemos elegido un camino no dejamos de preguntarnos si nos habremos equivocando dejando la otra opción atrás. Quizás sea nuestra falta de confianza en nosotros mismos o nuestro miedo a fallar a los demás colateralmente, pero no podemos hacer más... ¿O sí? La verdad es que no estamos solos y no tenemos por qué tomar una decisión precipitada; un buen consejo nunca hizo mal a nadie, y menos si viene de la mano de un profesional.
Durante los últimos años las profesiones dedicadas al asesoramiento están en auge, pudiendo contar con expertos en diferentes áreas (imagen personal, educación, espiritualidad, etc.). A continuación, para aclarar un poco las diferencias entre estos diferentes profesionales, tenéis una breve reflexión sobre 5 de ellos:
- Coach educativo: Profesional que se dedica a fomentar las capacidades del alumno. Por decirlo de alguna manera, no nos hallamos ante un deus ex machina que nos da las respuestas que estamos buscando, sino que el cometido de un coach es potenciar un aprendizaje individual y autónomo, enseñándonos cómo aprender. En definitiva, esta figura maximiza el desarrollo personal y el autoconocimiento, motivando al alumno para que logre alcanzar todas sus metas.
- Tutor: En el ámbito educativo hace referencia a un profesor que, además de hacerse cargo de su especialidad, está a cargo del desarrollo y orientación académica, profesional y personal de los alumnos que se encuentran en su clase. Es una figura clave del sistema educativo y para ser un buen tutor son fundamentales determinadas estrategias y habilidades sociales como la empatía, la tolerancia y el respeto, la capacidad de fomentar la autoestima y de propiciar un mejor autoconocimiento, entre otras.
- Orientador: Junto con el tutor, el orientador es el cargo más popular y conocido en el ámbito educativo. En comparación con el rol anterior, la especialidad de este profesor se centra en la psicología y/ o pedagogía y, por lo tanto, no solo tiene la función principal de aconsejar en ciertos ámbitos de la vida del alumnado; también toma parte en la selección de medidas, metodologías o puestas en práctica que tengan un impacto directo sobre la educación de los jóvenes.
- Asesor: Esta figura orienta en cuanto cómo, con qué y el fin de alcanzar ciertos objetivos que podemos marcarnos. Para lograr estos propósitos, se centra en una meta académica sin dejar de lado el ámbito personal del alumno (sus problemas, entorno...). El asesor, por tanto, enseña a:
- aprender,
- ser
- y hacer. - Influencer: La mayoría de vosotros conoceréis este término por las redes sociales. Un influencer es aquella persona que básicamente se ha ganado a su público y se ha convertido en un modelo a seguir para su audiencia. Este es el caso de los llamados "instagrammers" o de los "youtubers" de éxito, que cuentan con un público considerable (a veces millones de usuarios) que les permite hacer eco sus ideas o gustos, influyendo sobre la población (especialmente si se trata de menores).
¿Cuál es la mejor parte de todo esto? Que seguramente a todos aquellos que nos queremos dedicar a la enseñanza nos toque adoptar una de estas figuras "iluminadoras".
Como docentes, no podemos olvidar que estamos tratando con humanos, no con máquinas, y que su situación personal puede influir, y de hecho lo hace, sobre los resultados académicos del menor. Todas las profesiones anteriormente citadas tienen sus propios retos y dificultades. No todo el mundo tiene lo que se necesita para influir y marcar un antes y un después en la vida de alguien; puede ser que ni siquiera lo escuchen.
Me gustaría añadir a la lista anterior la figura del monitor de tiempo libre, ya que se han cubierto varios espectros de la orientación en sí. Este profesional está más alejado de la vida escolar, pero al igual que un tutor o un orientador, está a cargo de menores para quienes él es la máxima autoridad en ese momento, por lo tanto debería tener la misma responsabilidad que los otros profesionales. Los tutores legales y los padres serían también otros encargados de la formación y la guía personal de los jóvenes.
Para terminar este post y no alargarlo más de lo necesario, como siempre, quiero resaltar la necesidad de una buena formación. Los adolescentes necesitan figuras sólidas y referentes en los que puedan apoyarse y a quienes puedan acudir en busca de consejo; por esta razón, másteres, cursos especializados o cualquier formación extra que reciba un docente siempre ha de tener cabida y ser digna de valoración en el ámbito educativo.
Formémonos para formar a mejores alumnos y, con el tiempo, mejores personas.
¡Estoy de acuerdo! Los profesores somos una parte muy importante en el desarrollo de los chavales, pues parte de su formación está en nuestras manos y tenemos que hacer todo lo posible para que sean buenas persianas.
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