Se dice que la unión hace la fuerza. ¿Por qué no aplicarlo a la educación?
Educar es un proceso complejo, no solo entraña temas académicos, sino también valores, y eso no se consigue únicamente en la escuela. Tras la jornada lectiva, el niño/adolescente tiene que llegar a casa y seguir formándose; para ello, una relación entre padres y profesores es la solución más lógica. Y aunque parezca evidente que esta unión tiene que existir, países como España parecen no tenerlo muy claro.
Muchos padres continúan teniendo una visión anticuada sobre el papel de familia y escuela; ambas instituciones estarían totalmente separadas, si influir entre sí y sin aportarse nada. Otros, piensan que es innecesario pedir reuniones con los tutores porque los resultados ya los muestran las notas, y esto está relacionado con el post anterior. La mayoría de los padres (como el resto de la sociedad) busca la cifra más alta, ahí reside la valía de su hijo.
Es hora de cambiar esta visión.
La comunicación entre familia y docentes es fundamental y da lugar a una ayuda bidireccional: profesor y padres se pueden informar mutuamente de las dificultades que se dan en el aprendizaje del estudiante, marcando así objetivos para el buen desarrollo de la experiencia educativa. Además, no podemos olvidar que últimamente los roles de docentes y padres parecen estar separados, e incluso enfrentados, cuando ambos son educadores. No son pocos los casos en los que un padre ha ido a hablar con el profesor buscando una explicación de la nota "que le ha puesto" a su hijo, como si fuera una venganza personal. Familia y cuerpo docente deberían trabajar conjuntamente para conseguir una educación de calidad.
Entonces, ¿cuál es el papel de colectivos como la AMPA? ¿No es suficiente? Basándome en mi experiencia y la de mis compañeros, esta asociación no aprovecha todo su potencial. Pudiendo potenciar la interacción familiar en los centros, se limita a organizar excursiones y ofrecer descuentos en contadas actividades. Se debe animar a los padres a participar en la vida escolar de sus hijos, saber lo que aprenden y lo que no, y lo que necesitan para mejorar. La AMPA, por ejemplo, podría seguir el modelo estadounidense y dar opción a los familiares a presenciar una jornada lectiva con los alumnos para conocer de primera mano la experiencia educativa.
Escuela y familia se complementan, y cualquier idea debería ser bienvenida siempre que suponga un impacto positivo en la vida del menor.
Hola Marta. Confío que a medida que vayamos conociendo más sobre el mecanismo de funcionamiento del sistema, del centro y del aula podamos realizar aportaciones para optimizar la participación de profesores, familia y alumnado... tiempo al tiempo!!!
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