It's October 3rd!
¿Os acordáis de Cady de Mean Girls? Su preocupación principal al mudarse a Estados Unidos era ir al instituto... porque nunca había ido a uno. Sus padres, desde que era pequeña, optaron por la escolarización en casa; lo que hoy en día conocemos como "homeschooling".
Como os podéis imaginar, este tema suscita un gran debate social en nuestro país entre sus defensores y sus detractores. Está claro que optar por educar a tu hijo en casa es una decisión arriesgada y bastante complicada (las responsabilidades de los padres aumentan considerablemente), pero si no estás de acuerdo con el sistema educativo actual, ¿por qué no intentarlo?
Para invitar a la reflexión, doy mi visión sobre los pros y los contras de este tipo de educación.
Ventajas:
- El educando puede aprender a su ritmo, a diferencia de en el instituto, donde debe alcanzar los mínimos planteados en el currículo en un tiempo estipulado. Aunque en casa también deba cumplir esos mínimos, dispone del tiempo que necesite.
- El seguimiento es mucho más personalizado, ya que en vez de en 30 jóvenes, el educador se centra en 1.
- El joven desarrolla una mayor responsabilidad y autonomía.
- La presión de grupo, o lo riesgos de exclusión y acoso se eliminan.
- El estrés y la presión por cumplir con un calendario académico desaparecen.
- Los horarios y la distribución de las clases son menos rígidos.
- Puede estrechar los lazos familiares, ya que la implicación de la familia en la educación es total.
- Puesta en práctica de los contenidos aprendidos.
Desventajas:
- Puede provocar una sensación de aislamiento en el adolescente, que no se relaciona con otros jóvenes de la misma forma que haría en un centro educativo.
- Una característica de las clases y de las diferencias que existen entre los jóvenes es la variedad de ideas que puede haber en un aula. Con el homeschooling eso se pierde, ya que la única visión y la línea en la que se educa a los niños es la de los padres.
- No todos los padres tienen el tiempo y la disponibilidad necesaria para educar a sus hijos en casa. La conciliación familiar suele ser difícil de por sí.
- El trabajo en grupo, al que tanta importancia se le da en los centros, se ve reducido a la nada o, en el mejor de los casos, a un documento en Google Drive.
- El día de mañana les podría resultar complicado atender a clases presenciales en un centro.
- Riesgo sobrepasar la línea que separa educación y adoctrinamiento.
Aunque hay ventajas innegables, personalmente soy una defensora de la institución de la escuela. La diversidad de formas de pensar, de ideologías y culturas es fundamental para desarrollar el pensamiento crítico y unos valores de calidad en un niño. Somos seres sociales, y eso nos hace querer pertenecer a un grupo, sobre todo en nuestra adolescencia, donde ya no nos vemos tan reflejados en los padres y buscamos refugio en los amigos. Los compañeros de clase son fundamentales para fomentar la tolerancia, y sería un error que eso se perdiese por querer que tu hijo haga los experimentos de Física y Química en la mesa del comedor en vez del laboratorio de la escuela.
Queda en nuestra mano apostar por una educación pública de calidad, así que... ¿vosotros qué haríais?
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